jueves, 16 de febrero de 2012

TV 340 ANÉCDOTAS DE HOTELES

ENTREVISTA   EN EL  MINUTO  50.20

http://www.mijascomunicacion.org/index.php/340tv/bienvenidos/item/880-bienvenidos-20-diciembre-2011

La realidad supera a la ficción en A. de H. Parte 2

La realidad supera a la ficción en A. de H. Parte 1

La realidad supera a la ficción en A. de H. Parte 3

Algo ocurre en este hotel...... Parte 2

Algo ocurre es este hotel ..... Parte1

ENTREVISTA DIARIO " EL PORTAL DE AMERICA "

http://www.portaldeamerica.com/index.php/components/index.php?option=com_k2&view=item&id=5172:jos%C3%A9-aguilar-en-un-hotel-no-se-muere-nadie&Itemid=19

REPORTAJE EN IVOOX

http://www.ivoox.com/reportaje-publicacion-del-libro-anecdotas-hoteles-de-audios-mp3_rf_507634_1.html

RTVE. PROGRAMA DE IDA Y VUELTA

http://www.iberoamerica.net/espana/prensa-generalista/rtve.es/20110423/noticia.html?id=NAIodBW

Presentación en el Ayuntamiento de Málaga

CUARTA PARTE:


Presentación en el Ayuntamiento de Málaga

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Presentación en el Ayuntamiento de Málaga

SEGUNDA PARTE:


Presentación en el Ayuntamiento de Málaga

PRIMERA PARTE:


domingo, 12 de febrero de 2012

KALLEJEO.COM


José Aguilar: “Cuando me llamó la editorial, pensé que era una broma de unos amigos”

De conserje de hotel a escritor novel
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Por: Corresponsal - Blanca Mesa de Prada - Publicación: Martes, 22 de Marzo de 2011 - 18:05
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José Aguilar, junto a su libroCuarenta y dos años como conserje de un hotel dan para muchas historias y José Aguilar ha reunido las suyas en un libro, Anécdotas de Hoteles. Este gaditano, afincado en Benalmádena, debuta como escritor a sus 63 años con la Editorial Planeta poniendo al descubierto todas las vicisitudes
¿Cómo se gesta este libro?
Cuando empecé a trabajar en un hotel en 1969, con 18 años y tratando con auténticas personalidades, en los primeros días viví ciertos momentos que me inquietaron mucho y me chocaron. No se las conté a mi jefe, pero decidí escribirlas porque me llamaron la atención. Seguí haciéndolo en mis 42 años como conserje y almacené multitud de historias.
¿Y cuándo decide que se convertirán en un libro?
Siempre quise recogerlas en un uno. Un día, hace seis años, haciendo limpieza en casa me topé con estos apuntes que estaban a mano. Las pasé a ordenador, ordenándolas y obteniendo más información de sus protagonistas. Se lo enseñé al que entonces era director del Hotel Meliá donde trabajo, Enrique, y fue él quien me animó a mandarlas a la Editorial Planeta.
"En un hotel nunca 
se muere nadie"
Estrenarse como escritor y hacerlo con una de las editoriales más importantes...
Fue toda una sorpresa. En cinco días se pudieron en contacto conmigo. Al principio pensé que eran unos amigos gastándome una broma, pero no, estaba hablando con la editorial y, al poco, firmando el contrato y presentándolo en Barcelona.
La obra destaca por su sentido del humor.
Es que hay anécdotas para reírse de verdad. Un hotel, más si es uno grande, es como un pequeño pueblo en el que se interrelaciona mucha gente. Siempre suceden cosas y algunas realmente extraordinarias.

ENTREVISTA EN BTV BARCELONA

Un recepcionista d’hotel relata les anècdotes viscudes durant 40 anys

Actualitzat el 25.01.2011 a les 09:40
Victor Giralt Jonama
José Aguilar és un recepcionista d'hotel que ha recollit les experiències viscudes o escoltades treballant durant més de 40 anys en un llibre titulat 'Anécdotas de hoteles'. En l'obra no apareix el nom de protagonistes reials, polítics, toreros o músics però l'autor diu que és fàcil identificar-los.
Els llibres d'anècdotes de taxistes, d'infermeres o d'hostesses de vol no són una novetat. José Aguilar Romero no coneixia la fòrmula però va provar sort i per sorpresa seva Libros Cúpula es va interessar per la proposta. 'Anécdotas de hoteles' és fruit de 40 anys d'experiència com a recepcionista d'hotel. Hi ha invertit el temps que li permet la jubilació parcial a la qual s'ha acollit i que l'obliga a treballar tan sols 40 dies a l'any. 

JOSÉ AGUILAR, autor del llibre 
"Sobretodo porque yo no soy escritor. Yo soy un conserje que ha escrito un libro, que es distinto. Eso para poner las cosas en su sitio." 

Hi ha narracions que impliquen famosos i personatges públics però el lector haurà d'identificar-los, perquè no se'n cita el nom. Hi ha anècdotes, en canvi, que parlen tant dels clients com dels treballadors de l'hotel. 

JOSÉ AGUILAR, autor del llibre 
"Tenemos prohibido animales en los hoteles. Vimos un señor que entraba con un perro muy grande. Entonces dijimos: 'Ete señor no es ciego, luego no es un perro guía'. '-Oiga jefe, al que era su jefe. -Yo no veo ningún perro por ninguna parte. -Pero no está viendo al perro que va para arriba.' Lo paró, lo metió para la recepción y le dijo: 'Oiga, es que este señor ha dejado 5.000 pesetas de propina.' Y qué dijo el jefe? Oye pues es verdad, yo diría que había visto un perro." 

Com un turista japonès va acabar nu al carrer amb una gandula o perquè 19 dones del sèquit d'un xeic árab van dormir al passadís. Són gairebé 200 les anècdotes que recull el llibre d'aquest escriptor accidental.

DIARIO SUR



Articulo publicado en  el  DIARIO  SUR  por la periodista  PILAR  MARTINEZ  15-03-2011



El coleccionista de anécdotas de hoteles

Esta afición ha convertido en escritor a José Aguilar. Conserje parcialmente jubilado del Meliá Costa del Sol
 Sin saberlo, el gaditano José Aguilar, jubilado parcialmente como conserje del Meliá Costa del Sol, comenzó a labrar su futuro como escritor con sólo 18 años. Su afición a coleccionar historias que suceden en el día a día de los establecimientos hoteleros ha sido el germen del libro “Anécdotas de hoteles”, que envió a la editorial Planeta empujado por el que fue director del Meliá Costa del Sol, Enrique Cibantos. En este hotel trabaja Aguilar desde hace 26 años. Lo hizo para probar suerte y en cuestión de una semana recibió con sorpresa la noticia de que lo pondría en el mercado en su colección de Libros Cúpula. El pasado 24 de enero el sueño se convirtió en realidad y llegó a las librerías esa colección de anécdotas a las que Aguilar le ha ido dando forma y estructura durante muchas noches a lo largo de un año y medio.
Aguilar cuenta que fue el primer día de trabajo .en el exclusivo cinco estrellas Hotel Meliá Don Pepe, uno de los cinco hoteles de lujo que había en España allá por 1969, cuando sintió la necesidad de escribir las peripecias de una jornada en la que tuvo que salir de más de un aprieto y mantener el tipo ante unos turistas que poco tienen que ver con los de ahora «Antes solo viajaban la nobleza y las grandes figuras del arte», reconoce.
En el anonimato:
Precisamente, las tribulaciones de un conserje novato, es la primera de las 239    anécdotas que ha recogido en este libro, del que destaca su interés en mantener la confidencialidad de nobles, jeques, reinas y estrellas de Hollywood que protagonizan muchas de estas hazañas. «Hay personajes que sin decir su nombre se identifican pero mi idea es la de mantenerlos en el anonimato porque no quiero sacar  rendimiento de los famosos», asegura Aguilar.
El objetivo del libro es otro.
Parte de la idea de querer entretener y provocar una sonrisa. Más tarde amplió la perspectiva a un reflejo del papel de los profesionales del turismo. Una vez escrito, Aguilar incluso reivindica una faceta didáctica del libro cara a los nuevos titulados que pueden encontrar en estas anécdotas fórmulas con las que salir de algunos apuros.
En este sentido, hace mención a una historia de la que se puede sacar una gran  lección. Es además, una de las pocas anécdotas tristes. Sucedió en un hotel de Cádiz en el que un huésped advierte con una llamada a recepción de que se va a suicidar.  Avisan al director y éste sube a la habitación con la gobernanta y encuentran al cliente con las venas cortadas encima de la cama. Deciden sobre la marcha trasladarlo al hospital, muy cerca no al hotel. La rápida intervención le salvó la vida. El problema surgió al día siguiente cuando la policía judicial se presentó en el establecimiento para coger pruebas y descubrió que el hotel había lavado las sábanas y limpiado la habitación. El director, sin saberlo, estuvo apunto de entrar en prisión por destruir pruebas. «Este caso lo explico siempre en las charlas en las escuelas universitarias para que lo tengan presente», asegura.
]osé Aguilar, que con su jubilación parcial trabaja contados días al año como conserje del Meliá Costa  del Sol, es un profesional con 42 años de experiencia, que por su inquietud por aprender domina cinco idiomas: inglés, francés, alemán, italiano y ruso. Su interés por ampliar conocimientos le ha llevado a estudiar Dirección y administración de Empresas, Gestión Inmobiliaria, Técnico en Calidad  y Gestión Medioambiental, Relaciones Públicas, socio del SKAL Club y vocal de  ASETHAN (Asociación Emérita de Turismo y Hostelería de Andalucía) Su implicación con el sector le hace ser miembro de asociaciones como la de conserjes Las Llaves de Oro. «Es un privilegio llevar 42 años haciendo lo que aun  más le gusta y aprendiendo día a día por el contacto con el público en un hotel, que para mi estos establecimientos son como pueblos, con vida propia», asegura.
Aguilar no duda un instante sobre quienes son los personajes que aportan más anécdotas: los  jeques. Unos turistas fieles que por sus diferencias culturales y sus dispendios dan  mucho de sí. Entre ellas destaca la de un jeque que un día pidió que le organizaran una comida para él y todo su séquito en Galicia, aunque se encontraba alojado en un hotel de Canarias. E1 director del hotel hizo las gestiones. Cantidades inmensas del marisco más selecto y un reserva tan impresionante que tuvo que pagar parte de la compra para formalizarla. Media hora antes del almuerzo previsto en Galicia, el jeque seguía en Canarias y el director, de los nervios. Al insistirle en que la comida estaba casi  pagada, el  jeque comunica “que ya no le apetece viajar a tierras gallegas, pero que por el coste del mismo no se preocupe que será abonado íntegramente”. Ordena entonces enviar su avión privado para traerse el marisco a las islas. Así se hizo. Cuando llega todo el almuerzo pregunta el director que cuando lo sirven y le dice que ya no quiere pescado, que se lo coman en el hotel El director organizó un almuerzo para todos los empleados que permanece en el recuerdo de todos ellos.
Aguilar asegura que ni una de las anécdotas ha sido inventada o sobredimensionada. «Son tal cual. Unas las he vivido en primera persona y otras me las han trasladado profesionales amigos conocedores de mi acción por coleccionar estas historias», dice. Así, cuenta el caso de otro magnate árabe que castigó a 19 mujeres de su séquito a dormir en el suelo en los pasillos del hotel para sorpresa del empleado que las encontró tiradas en la moqueta y avisó a dirección,  La respuesta al preguntar si había algún problema en las habitaciones, el súbdito contestó: < ninguno. Están castigadas ».
Conforme ha pasado el tiempo también ha evolucionado el turismo y esos cambios se han dejado sentir en las historias del libro 'Anécdotas de hoteles', que se prevé presentarlo oficialmente pronto. El caso de un cliente que llega a registrarse en recepción y pregunta con toda naturalidad si hay LSD en las habitaciones. El recepcionista se queda blanco y advierte que no, insiste que si al menos lo hay en alguna parte del hotel. El empleado sigue sin salir de su asombro. El cliente advierte que va a reclamar porque la publicidad del  hotel  ponía que tenía LSD y que él trae su portátil pero quiere rapidez en Internet. Entonces, el recepcionista reacciona y descubre que lo que ese cliente buscaba no era droga sino una línea ADSL Algunas veces la tecnología provoca muy malas pasadas.

ENTREVISTA ANDALUCIA UNICA

ENTREVISTA     ANDALUCIA  UNICA 

José Aguilar, profesional hotelero de la Costa del Sol

 

“Todos vivimos anécdotas, sólo que a veces no les damos importancia”

José Aguilar ha publicado un libro sobre historias en los hoteles que ha sido un éxito

Por Rocío González
Última actualización 26/02/2011@17:02:50 GMT+1
Este veterano profesional que ha dedicado toda su vida a la hotelería comenzó a trabajar a finales de los sesenta como conserje en uno de los hoteles más importantes de Europa en aquella época, el Meliá Don Pepe de Marbella. José Aguilar, además de ejercer su labor en diversos puntos de la geografía española, cuenta con una extensa formación. Ha sido delegado de la Asociación de Conserjes Las Llaves de Oro para la Costa del Sol y actualmente, después de 42 años de profesión, continúa en el Hotel Meliá Costa del Sol de Torremolinos, se dedica a formar a los nuevos profesionales y da charlas en las escuelas de Turismo.
El libro, publicado por la editorial Grupo Planeta, recopila casi 300 pequeñas historias.
En sus ratos libres, ha recopilado sus mejores momentos en el libro ‘Anécdotas de Hoteles’, publicado por la editorial Grupo Planeta, en el que aparecen historias de robos, paquetes sorpresa, engorros, clientes nudistas, confundidos, políticos y tiene lugar algún que otro malentendido. 

- Todas estas anécdotas, ¿son notas que ha ido tomando a lo largo de su vida o las recordaba todas?
La cabeza no da para cuarenta años; cuando empecé en el Meliá Don Pepe en el año 69 teníamos muchos clientes importantes: condes, autoridades políticas, artistas famosos, personajes de la vida social, etc. Al cuarto día de estar allí me ocurrió algo curioso, lo anoté y lo guardé. Después, todo lo que me parecía raro lo apuntaba; fui recopilando todas las anécdotas y guardándolas.

- ¿Qué le motivó a escribir este libro?
Hace unos seis años, el director del hotel en el que trabajo -Meliá Costa del Sol- Enrique Cibantos, me sugirió que pasara mis notas a ordenador e intentara hacer un libro. Decidí que lo haría cuando faltara poco para mi jubilación. Él fue el que me motivó e incluso me propuso que lo enviara a la editorial Planeta. A mis amigos les interesaban mucho estas historias, y pensé que le podrían gustar también al resto de la gente.

- ¿Ha vivido todas las historias que cuenta?
Algunas las he vivido en primera persona y otras les han ocurrido a compañeros de la profesión, pero todas son reales y creíbles. Cuando decidí hacer el libro me puse en contacto con ellos para que me contaran sus historias. Sus nombres aparecen al final del libro ordenados alfabéticamente, por lo que no se sabe de quién es cada una. Todos vivimos anécdotas, siempre pasan cosas, sólo que a veces no le damos importancia. Yo soy bastante observador y le iba preguntando a la gente. En los hoteles pasan muchas cosas a diario; son como pequeños pueblos; hay oficios muy variados: camareros, recepcionistas, gobernantas, etc.

- ¿Qué abundan en el libro las anécdotas cómicas o las trágicas?
La mayoría tienen un toque de humor, pero hay otras más delicadas, que sirven para explicarlas en las escuelas de Turismo al objeto de que los alumnos sepan cómo actuar si se les presenta una situación parecida. Es el caso del director de hotel que estuvo a punto de ir a la cárcel por ordenar limpiar una habitación donde un cliente había intentado suicidarse.

- Ha tenido que realizar una criba porque todos sus recuerdos no cabían en el libro. ¿Se ha quedado fuera alguna historia curiosa? 
Las más significativas están presentes. He tratado de que sea entretenido, hay muchas con personajes conocidos. Aunque los nombres tanto de personajes como de establecimientos son ficticios, doy una pequeña referencia de tiempo y características de los protagonistas para que el lector los sitúe. Cualquiera que lea el libro puede conocer los personajes a través de su descripción. Saben de qué Reina de la casa real europea hablo o de qué presidente del Gobierno.

- Si tuviera que elegir una de las historias, ¿cuál sería?
Las más llamativas son las de los jeques, como al que se le antojó marisco de Galicia en Tenerife y después de traerlo en su avión privado se le quitaron las ganas. Se tuvo que congelar el género a la espera de lo que decidiera y a los tres días lo cedió al personal del hotel para hacer una gran comida.

- ¿Recuerda alguna que no esté en el libro?
Sí, una vez un cliente llegó pidiendo una habitación con ‘LSD’, y el recepcionista, que tenía ganas de ‘cachondeo’ le dijo que eso no iba a ser posible; el cliente insistió en que estaba publicitado y al final, al explicar que lo que necesitaba era conectarse a Internet con su portátil, el conserje le dijo que lo que quería era ‘ADSL’.

- ¿Qué aceptación ha tenido el libro? 
Ha tenido una buena acogida, de hecho desde que salió a la venta, el pasado 25 de enero, se ha agotado en los stocks de Valencia, Tenerife, Galicia, Alicante, La Palma, Málaga, Fuengirola y Marbella. Esto es gracias a la difusión que le han dado los medios de comunicación. Los dos primeros días salió en más de quince medios y casi todos los días concedo entrevistas a medios locales, regionales y nacionales. 

- ¿Qué opina su familia y sus compañeros del libro?
Mis hijas y mi mujer son mis mayores fans. No me esperaba para nada esta repercusión. En Meliá me han ayudado mucho, porque han publicado mi libro en el portal de Internet que incluye los más de 400 hoteles que tiene la cadena por todo el mundo. He recibido correos desde todas partes, en los que me cuentan anécdotas ocurridas hasta en China o en Japón. Sin duda, las redes sociales también ayudan.

- ¿Ha pensado crear algún espacio en Internet para agrupar estas anécdotas o escribir una segunda parte del libro?
Ahora estoy volcado en la promoción, y con las charlas en la radio, en las que desde la asociación ASETHAN (Asociación Emerita de Turismo y Hostelería de Andalucía)  hablamos de la actualidad turística: las prospecciones en las playas, las infraestructuras, la llegada de cruceristas al puerto de Málaga, etc. Además, en estos momentos estoy jubilado parcialmente, y continúo trabajando en el hotel Meliá Costa del Sol de Torremolinos cuarenta días al año. Pero más adelante sí habrá que buscar alguna manera de dar a conocer el resto de anécdotas. 

- Ha tenido varias oportunidades de ejercer puestos superiores a la conserjería, pero los ha rechazado, ¿por qué?
Porque me privaba de la comunicación con los clientes. Cuando llevaba un tiempo en la empresa en la que estaba trabajando me propusieron para un puesto de directivo (un trabajo interesante y de mucha responsabilidad), pero hablar seis idiomas y encerrarme en un despacho me perdía. Prefería estar donde estaba, este trabajo es una vocación. 

- En estos años no ha parado de formarse, y tiene estudios relacionados con el sector turístico, además de ser gestor empresarial e inmobiliario. 
Sí, en mi empresa siempre me han ofrecido la oportunidad de seguir formándome y de aplicar luego esa formación a la práctica. Esto es importante porque si no, puedes llegar a frustrarte. En este sentido, Meliá es una cadena modélica. Soy titulado en Dirección Técnica en Medio Ambiente para hoteles, Formador en Calidad, Diplomado  en  MBA, Relaciones Públicas, hablo seis  idiomas,  ingles ,francés, alemán, italiano, ruso y español  y  Gestor  Inmobiliario.

- Todo eso lo enseña actualmente en las escuelas de Turismo, ¿qué consejos les da a los más jóvenes?
Que se formen, y estén al tanto de las nuevas tecnologías, especialmente las aplicadas a los hoteles. Y, por supuesto, son muy importantes los idiomas, así como el conocimiento de las certificaciones en calidad y medio ambiente, para garantizar que exista un nivel en el sector. Es imprescindible la atención al cliente, que necesita una serie de servicios y el personal tiene que estar preparado para la demanda de estos huéspedes, que es amplia dependiendo si es viaje de ocio o de negocios.

- ¿Cuál ha sido la petición más descabellada que le ha solicitado un huésped?
En el año 72, en el Don Pepe me pidieron unas entradas para una corrida de toros de ‘El Cordobés’ (el padre), que estaba en Colombia, y tuvimos que reservar los billetes de avión, el hotel y contactar con el apoderado para que nos consiguiera las entradas. Esa anécdota es una de las que no está en el libro.

ENTREVISTA RTVE

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Domingo, 30 de enero de 2011 Actualizado a las 13:34

Las anécdotas más escondidas de los hoteles, al descubierto

30/01/2011 - 13:34

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Barcelona, 30 ene (EFE).- "Una persona nunca se muere en un hotel", asegura con aparente seriedad el jefe de conserjería José Aguilar, con más de cuarenta años de experiencia en su sector y autor de "Anécdotas de Hoteles" (Libros Cúpula), en una entrevista con Efe.
Tampoco en los hoteles de lujo se tapan adulterios, ni los empleados intiman con los clientes, ni se discrimina a los viajeros por su indumentaria, ni los jeques árabes organizan fiestas "a la española", ni se enfría la fruta en un bidé, aunque todo esto sí que pasa en las páginas narradas por José Aguilar.
Y es que más de cuatro décadas de experiencia entre un hotel de cinco estrellas de Marbella, otro de la misma categoría en Puerto de la Cruz (Tenerife) y un último en Torremolinos (Málaga) dan mucho juego, sobre todo si su autor ha apuntado desde sus dieciocho años las anécdotas más destacadas.
Una reina, ministros y ministras, cantantes, directores de cine, jeques árabes y aristócratas españoles y extranjeros afincados en la Costa del Sol tienen su protagonismo en estas páginas, en las que no se citan nombres, pero se hace tan bien el perfil de los personajes que no es difícil dar con ellos.
Así, el lector puede darse cuenta de que es la reina doña Sofía quien solicita una Coca-Cola 'light' a un atribulado maitre, que corre de inmediato a por ella de un supermercado cercano, o que la baronesa Gunilla Von Bismark hace las delicias del conserje cuando demanda "una pipa", por un paquete de cigarrillos "piper".
Una folclórica Rosa Morena exige que le separen una cama doble con una mesita de noche en la habitación que comparte con su mánager "porque ella es una señorita soltera" o un director de cine ya fallecido huye despavorido de la tumbona de su amante cuando el conserje le avisa que su querida esposa está en recepción.
Pero no todo son historias de famosos en este libro, sino que personas anónimas también protagonizan escenas esperpénticas, como un huésped japonés desnudo en plena calle, con una hamaca en la mano, o un piloto que "amaneció" durmiendo con su cama en la piscina, rodeado de toallas y bañistas, por una broma de sus amigos tras una noche de juerga.
Un sinfín de anécdotas hoteleras son narradas por José Aguilar, que nunca quiso ascender ni abandonar su puesto pese a conocer seis idiomas, porque le gusta "la relación personal con el cliente y, en caso de ascenso, bajaría la calidad de este contacto", asegura.
Sus recuerdos de su periplo proceden de sus inicios, cuando a los dieciocho años comenzó a trabajar en un hotel de lujo de la Costa del Sol marbellí y conoció a muchas personalidades. "Fui apuntando sus nombres y sus anécdotas en un cuadernito, para que no se me olvidaran", asevera.
Cuando este profesional natural de la Línea de la Concepción (Cádiz) se ha acogido a una prejubilación, decidió escribir este libro, con un ochenta por ciento de anécdotas suyas y un veinte por ciento cedidas por sus compañeros.
¿Y cómo "no" se mueren los clientes de los hoteles?: "o bien se les introduce en un ataúd y se les baja por un ascensor de servicio lejos de las miradas ajenas, o bien, la gobernanta les lleva al exterior en un silla de ruedas, camuflados con gorra o sombrero, bufanda y una imprescindibles gafas oscuras recuperadas del departamento de objetos perdidos", confiesa José Aguilar.
Lo malo es cuando el ataúd se abre en el ascensor y el finado se derrumba en los brazos del empleado responsable, una anécdota real que aún sigue produciendo escalofríos a su protagonista.

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       ANECDOTAS DE HOTELES

Domingo, 20 marzo 2011
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La reina Sofía toma Coca-cola 'light'
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'ANÉCDOTAS DE HOTELES'

La reina Sofía toma Coca-cola 'light'

30.01.11 - 15:50 - 
EFE | | BARCELONA
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"Una persona nunca se muere en un hotel", asegura con aparente seriedad el jefe de conserjería José Aguilar, con más de cuarenta años de experiencia en su sector y autor de "Anécdotas de Hoteles" (Libros Cúpula), en una entrevista con Efe.
Tampoco en los hoteles de lujo se tapan adulterios, ni los empleados intiman con los clientes, ni se discrimina a los viajeros por su indumentaria, ni los jeques árabes organizan fiestas "a la española", ni se enfría la fruta en un bidé, aunque todo esto sí que pasa en las páginas narradas por José Aguilar.
Y es que más de cuatro décadas de experiencia entre un hotel de cinco estrellas de Marbella, otro de la misma categoría en Puerto de la Cruz (Tenerife) y un último en Torremolinos (Málaga) dan mucho juego, sobre todo si su autor ha apuntado desde sus 18 años las anécdotas más destacadas.
Una reina, ministros y ministras, cantantes, directores de cine, jeques árabes y aristócratas españoles y extranjeros afincados en la Costa del Sol tienen su protagonismo en estas páginas, en las que no se citan nombres, pero se hace tan bien el perfil de los personajes que no es difícil dar con ellos.
Así, el lector puede darse cuenta de que es la reina doña Sofía quien solicita una Coca-Cola "light" a un atribulado "maitre", que corre de inmediato a por ella a un supermercado cercano, o que la baronesa Gunilla Von Bismark hace las delicias del conserje cuando demanda "una pipa", por un paquete de cigarrillos "piper".
Una folclórica Rosa Morena exige que le separen una cama doble con una mesita de noche en la habitación que comparte con su mánager "porque ella es una señorita soltera", o un director de cine ya fallecido huye despavorido de la tumbona de su amante cuando el conserje le avisa que su querida esposa está en recepción.
Pero no todo son historias de famosos en este libro, sino que personas anónimas también protagonizan escenas esperpénticas, como un huésped japonés desnudo en plena calle, con una hamaca en la mano, o un piloto que "amaneció" durmiendo con su cama en la piscina, rodeado de toallas y bañistas, por una broma de sus amigos tras una noche de juerga.
Un sinfín de anécdotas hoteleras son narradas por José Aguilar, que nunca quiso ascender ni abandonar su puesto pese a conocer seis idiomas, porque le gusta "la relación personal con el cliente y, en caso de ascenso, bajaría la calidad de este contacto", asegura.
Los recuerdos de su periplo proceden de sus inicios, cuando a los 18 años comenzó a trabajar en hotel de lujo de la Costa del Sol marbellí y conoció a muchas personalidades. "Fui apuntando sus nombres y sus anécdotas en un cuadernito, para que no se me olvidaran", asevera.
Cuando este profesional, natural de la Línea de la Concepción (Cádiz), se acogió a una prejubilación decidió escribir este libro, con un ochenta por ciento de anécdotas suyas y un veinte por ciento cedidas por sus compañeros.
¿Y cómo "no" se mueren los clientes de los hoteles?: "O bien se les introduce en un ataúd y se les baja por un ascensor de servicio, lejos de las miradas ajenas, o bien la gobernanta les lleva al exterior en un silla de ruedas, camuflados con gorra o sombrero, bufanda y una imprescindibles gafas oscuras recuperadas del departamento de objetos perdidos", confiesa Aguilar.
Lo malo es cuando el ataúd se abre en el ascensor y el finado se derrumba en los brazos del empleado responsable, una anécdota real que 

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«Nunca se muere en un hotel»

José Aguilar ha trabajado más de 40 años de conserje en hoteles de lujo, un puesto que le ha proporcionado multitud de anécdotas que ahora relata

31/01/2011 nana de Juan | Barcelona 
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José Aguilar, con más de cuarenta años de experiencia en hoteles y autor del libro.
a. olivé
«Una persona nunca se muere en un hotel», asegura con aparente seriedad el jefe de conserjería José Aguilar, con más de cuarenta años de experiencia en su sector y autor de -Anécdotas de Hoteles-™ (Libros Cúpula).
Tampoco en los hoteles de lujo se tapan adulterios, ni los empleados intiman con los clientes, ni se discrimina a los viajeros por su indumentaria, ni los jeques árabes organizan fiestas «a la española», ni se enfría la fruta en un bidé, aunque todo esto sí que pasa en las páginas narradas por José Aguilar.
Y es que más de cuatro décadas de experiencia entre un hotel de cinco estrellas de Marbella, otro de la misma categoría en Puerto de la Cruz (Tenerife) y un último en Torremolinos (Málaga) dan mucho juego, sobre todo si su autor ha apuntado desde sus 18 años las anécdotas más destacadas.
Una reina, ministros y ministras, cantantes, directores de cine, jeques árabes y aristócratas españoles y extranjeros afincados en la Costa del Sol tienen su protagonismo en estas páginas, en las que no se citan nombres, pero se hace tan bien el perfil de los personajes que no es difícil dar con ellos.
Así, el lector puede darse cuenta de que es la reina doña Sofía quien solicita una Coca-Cola -˜light-™ a un atribulado -maître-™, que corre de inmediato a por ella a un supermercado cercano, o que la baronesa Gunilla Von Bismark hace las delicias del conserje cuando demanda «una pipa», por un paquete de cigarrillos «piper».
Una folclórica Rosa Morena exige que le separen una cama doble con una mesita de noche en la habitación que comparte con su mánager «porque ella es una señorita soltera», o un director de cine ya fallecido huye despavorido de la tumbona de su amante cuando el conserje le avisa que su querida esposa está en recepción.
Pero no todo son historias de famosos en este libro, sino que personas anónimas también protagonizan escenas esperpénticas, como un huésped japonés desnudo en plena calle, con una hamaca en la mano, o un piloto que «amaneció» durmiendo con su cama en la piscina, rodeado de toallas y bañistas, por una broma de sus amigos tras una noche de juerga.
Un sinfín de anécdotas hoteleras son narradas por José Aguilar, que nunca quiso ascender ni abandonar su puesto pese a conocer seis idiomas, porque le gusta «la relación personal con el cliente y, en caso de ascenso, bajaría la calidad de este contacto», asegura.
Personalidades. Los recuerdos de su periplo proceden de sus inicios, cuando a los 18 años comenzó a trabajar en un hotel de lujo de la Costa del Sol marbellí y conoció a muchas personalidades. «Fui apuntando sus nombres y sus anécdotas en un cuadernito, para que no se me olvidaran», asevera.
Cuando este profesional, natural de la Línea de la Concepción (Cádiz), se acogió a una prejubilación decidió escribir este libro, con un ochenta por ciento de anécdotas suyas y un veinte por ciento cedidas por sus compañeros.
¿Y cómo «no» se mueren los clientes de los hoteles?: «O bien se les introduce en un ataúd y se les baja por un ascensor de servicio, lejos de las miradas ajenas, o bien la gobernanta les lleva al exterior en una silla de ruedas, camuflados con gorra o sombrero, bufanda y unas imprescindibles gafas oscuras recuperadas del departamento de objetos perdidos», confiesa Aguilar.
Lo malo es cuando el ataúd se abre en el ascensor y el finado se derrumba en los brazos del empleado responsable, una anécdota real que aún sigue produciendo escalofríos a su protagonista.

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El linense José Aguilar retrata en un libro las anécdotas más escondidas de los hoteles

Por sus páginas pasan ministros, cantantes, directores de cine, jeques y también anónimos
NANA DE JUAN (EFE) / BARCELONA | ACTUALIZADO 31.01.2011 - 10:43
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"Una persona nunca se muere en un hotel", asegura con aparente seriedad el jefe de conserjería José Aguilar, un linense con más de cuarenta años de experiencia en su sector y autor de Anécdotas de hoteles (Libros Cúpula). 

Tampoco en los hoteles de lujo se tapan adulterios, ni los empleados intiman con los clientes, ni se discrimina a los viajeros por su indumentaria, ni los jeques árabes organizan fiestas a la española, ni se enfría la fruta en un bidé, aunque todo esto sí que pasa en las páginas narradas por Aguilar. 

Más de cuatro décadas de experiencia entre un hotel de cinco estrellas de Marbella, otro de la misma categoría en Puerto de la Cruz, en Tenerife, y un último en Torremolinos dan mucho juego, sobre todo si su autor ha apuntado desde sus 18 años las anécdotas más destacadas. 

Una reina, ministros y ministras, cantantes, directores de cine, jeques árabes y aristócratas españoles y extranjeros afincados en la Costa del Sol tienen su protagonismo en estas páginas, en las que no se citan nombres, pero se hace tan bien el perfil de los personajes que no es difícil dar con ellos. 

No todo son historias de famosos, sino que personas anónimas también protagonizan escenas esperpénticas, como un huésped japonés desnudo en plena calle con una hamaca en la mano o un piloto que amaneció durmiendo con su cama en la piscina rodeado de toallas y bañistas por una broma de sus amigos.

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·                            21 de Marzo de 2011
·                       Etiquetas: libro, libro del mes, lecturas
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En pocas profesiones es tan cierto el aforismo atribuido a Séneca “no se aprende en la escuela, sino en la vida”, como en la Hostelería. Aunque hoy día funcionan excelentes Escuelas de Turismo, en las que se imparten enseñanzas regladas, nada como pasar un tiempo como empleado en un hotel para aprender rápida y provechosamente.

El autor de este libro ha aprendido, y vivido, muchas cosas trabajando durante más de cuarenta años en un hotel, y ahora se ha decidido a transmitir la parte más curiosa y divertida de sus experiencias. Se trata de un volumen breve y ameno, que se lee con facilidad y que confirma la idea que todos tenemos en mente: puede ser éste un trabajo estresante, difícil o delicado, pero nunca aburrido. José Aguilar ha pasado la mayor parte de su carrera profesional en la conserjería del hotel Meliá-Costa del Sol, de Torremolinos. Se trata de un cargo, de cara al público, que exige tanta amabilidad como discreción; pero en la plantilla de un gran hotel no debe haber secretos: conocer puntualmente y no olvidar una serie de acontecimientos, comportamientos y situaciones es condición indispensable para incrementar el know-how, el saber hacer, del establecimiento, así como para la buena coordinación de todo el equipo humano. 
De este modo, camareros, gobernantas, personal de mantenimiento, cocineros, etc. Han de estar al tanto de casi todo lo que pasa. Pero quienes están al cargo de la recepción y conserjería son, junto con la dirección, los que conocen absolutamente todo.
Se recogen aquí una serie de historias más o menos insólitas, algunas de las cuales están a punto de convertirse ya en leyendas urbanas, si bien Aguilar asegura que efectivamente tuvieron lugar: jeques árabes derrochadores y espléndidos, huéspedes japoneses en cueros, ojos de cristal perdidos, intentos de suicidio, fugas de clientes con impagos, caprichos sexuales caros, huidas, etc.
Se trata, en suma, de una colección de sucesos, un tanto esperpénticos, pero casi nunca desagradables, por lo que su lectura entretendrá y agradará a casi todos. De vez en cuando, hay que leer algo ligerito y poco trascendente, pero que ofrezca un punto de interés.