Los hoteles
y como han
ido cambiando o desapareciendo, uniformidades, imagen, higiene etc.
etc.
Hace no
mucho tiempo en un viaje
por Europa visitando
Dinamarca y Suecia tuve
la ocasión de
ver como se desenvolvían
los
hoteles donde las
nuevas tecnologías se
estaban aplicando.
Toda una
experiencia , en un
hotel donde no te
recibe nadie ni ves a
nadie, para entrar
te envían un código
al
móvil y con él
accedes al establecimiento, una
vez dentro en un ridículo
hall
sobre un mostrador
unos mapas de la
ciudad y un teléfono por
si tienes necesidad de
comunicarte con algún responsable
del hotel.
El acceso
a las plantas también se efectúa con
la misma clave al
igual que la puerta de
entrada a tu habitación, la habitación
no
dispone de teléfono fijo todo a
través de tu móvil.
Ante cualquier
problema llamas con
tu móvil y
se presenta una persona
sin uniforme ni
ninguna chapa de identificación , solo con un
pequeño portátil, que
se supone que
tendrá una oficina
cerca del hotel.
El día
de salida si
tienes un vuelo
por la tarde ,
tampoco disponen de una
consigna o depósito para
guardar las maletas
¡ toda una comodidad!
Caso que
el cliente le
falle su móvil justo
en el ridículo hall
de la planta
baja se encuentra
un teléfono fijo de pared
con un letrero en tres idiomas
“ ante cualquier duda
descuelgue”.
Como veréis
una
experiencia digna de no
repetirla y mucho
menos recomendarla.
Aunque en
esta ocasión me
referiré a los
cambios que se
van produciendo en
los hoteles españoles y
que he estado
visitando después de
la pandemia con el
famoso Covid.
Las cosas
cambian y las
modas , pero es
cierto que en muchas
ocasiones parece que hay
un cierto desdén o se
han perdido ciertos
valores en cuanto
a los empleados
que trabajan cara
al público, como
el aspecto personal,
la higiene, la
indumentaria etc. etc.
En uno
de mis garbeos
entré en cierto
hotel y lo primero que
observé a una
persona con barba
de algunos días “ vaya
que no se
había afeitado” (
no que se
estaba dejando la
barba) luego la uniformidad era una
camisa blanca con los
botones cerca del
cuello abiertos sonde
asomaba un cadena
dorada y algunos bellos, ya
aquello pintaba mal,
pero cuando me
fijo detenidamente el empleado
en cuestión llevaba
una camisa de manga
corta por fuera del pantalón donde se veía
en
uno de sus brazos
algún tatuaje.
No calzaba
zapatos negros brillantes,
ni mucho menos, calzaba unas
deportivas no blancas, pero parecían algo
descuidadas ¡ ah ¡ y
un pequeño arete
en una de
sus orejas.
Con lo
cual la higiene
brillaba por su
ausencia, la uniformidad no sabría
a
que correspondía, solo la
chapita identificativa me
indicaba que trabaja
en el establecimiento.
Entre aquellas
personas del hall de
antes, bien uniformadas con corbata
o pajarita y
camisa por dentro
y abrochada y zapatos
brillantes, y afeitado y bien
peinado , lo que
he visto pienso que
se ha producido
un cambio pero a
peor.
Otro día
almorzaba con unos
compañeros que habíamos tenido
reunión en otro
hotel, de repente
una vez acoplados
en la mesa
nos levantamos para servirnos
de
un gran buffet ,
ante una duda
vi de espaldas
una persona con
un pelo largo canoso por
la espalda y
me dirigí ella ¡Señorita por
favor! Cuando de repente se volvió y
con voz bronca
me dijo dígame
señor. Era un
señor de cierta
edad con el
pelo canoso que le
descolgaba por la
espalda , a medio afeitar
y con la
mascarilla por debajo
de la barba.
No sabría cómo describirlo
En su
paseos por el
inmenso restaurante pasaba
junto al expositor donde
estaban los postres
o cerca del “show
cooking “ Pensándolo bien si caía alguna
cana de esa
larga cabellera era
natural y se juntaría
con la comida
que también era
natural ¡ vamos todo naturaleza!...
Otro día
pasé por otro hotel,
la uniformidad
parecida al empleado
de la camisa abierta ¡ah!
Eso sí, tenía
las manos como un
expositor de una joyería, repleta
de anillos, además alguna que
otra pulsera de cuerda
de colores, tirando a
hippy .
Cambie de
hotel para ver la evolución que habían
tomado
otros establecimientos, éste otro conservaba
aun una pequeña
centralita de teléfonos, me
acerque para hacerle
una pregunta a la
telefonista llevaba un peinado
afro y le dije
señorita cuando pueda, ¡ levantó la
cabeza como un resorte! y con
voz masculina me
dijo ¿dígame en que puedo ayudarle? Era un
chico, la verdad
que la melena
era más bien
propia de una
chica, quizás estaba acostumbrado
a que me
atendieran telefonistas y no telefonistos.
La verdad
es que ese
hotel se veía un
buen “show cooking “ con una
buena calidad de productos
y todos con
sus cartelitos indicando que
tipo de producto
una chica atendía
con su gorro
reglamentario ( para
prevenir que no cayeran
cabellos ) pero quedé
sorprendido cuando pasó
un cocinero no sé qué categoría tendría
pero iba observando los stands
a ver si
faltaba algún producto ,
pero sin gorro
alguno y metiendo la
cabeza por encima
de las bandejas. ¡Diríamos que
no era lo más correcto!
Todo esto
contrasta cuando los
establecimientos hoteleros tratan de
mejorar la calidad no
solo de los
hoteles sino el servicio
y la imagen,
luego entonces algo
falla en el sistema o hay
cierta relajación.
Así que
cuando nos desplazamos
por la geografía española
y vemos en
hoteles una uniformidad acorde , un servicio impecable sin ser
hoteles de lujo , nos quedamos
asombrados y sorprendidos ,
incluso pensamos aquí no
ha llegado aún
lo último.
También se va
implantando en algunos
establecimientos otros
cambios en el
hall de los
hoteles, ya casi
nadie te recibe
a la llegada,
incluso no tienen personal
para ayudar a los
clientes con su
equipaje , el recepcionista sale
del mostrador para
ayudar al cliente le
da la entrada
y también le
sube su equipaje a
la habitación, volviendo
a su mostrador
sudado y a seguir con
su tarea.
Da la impresión
que
se llama poco la
atención a ciertas
conductas en los
hoteles a los empleados, sobre todo para
corregirles ciertos defectos
que en cierta
medida desprestigian a su
hotel.
Esto quizás tenga
algo que ver
con ciertos recortes
en las plantillas aunque
no debería ser
motivo para cuidar
al menos ciertos
aspectos que no son solamente la
escasez de personal .
Seguirá….
José Aguilar
Añoranza de otros tiempos Pepe. Yo he tenido la suerte de compartir contigo otros tiempos, y aunque no esté de acuerdo al 100% con lo que aqui expones (si que lo estoy en un 90%), se echa de menos aquellos tiempos en los que los valores eran "diferentes", y en los que los objetivos de la empresa eran "otros". Un abrazo fuerte.
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