" POR LOS HOTELES DEL MUNDO"
Editado por Amazon.
Prólogo
Como
“ángeles de la guarda”
Confieso que cuando conocí hace dos o
tres años a José Aguilar en persona, su elegante aspecto y porte de galán, con
esa tupida cabellera cana e impecable vestimenta rematada con enchaquetado
pañuelo, me dio la impresión de que su imagen se correspondía más bien a la de
un glamuroso gentleman, procedente de la estirpe más distinguida y noble de la
tierra.
Y lo que son las cosas… Nada más
cruzarnos las primeras palabras, lo que era un “pronto” intuitivo sobre su “palmito”
se certificó al momento como alguien auténtico, diciéndome que para lograr tan
apuesta figura no era imprescindible provenir de la más alta condición
social.
Nacido en la Línea de la Concepción
(Campo de Gibraltar) en cuna de familia humilde y trabajadora, siendo “tendero”
a los 17 años del tradicional comercio linense de confección “Sedalana” (de ahí
muy posiblemente su elegancia), pronto se dio cuenta que hablar idiomas podía
ser un trampolín para prosperar en la vida. Y así, gracias a la oportuna
intermediación de un conocido cercano a la familia de su esposa Tere, se
presentó la ocasión de adentrarse en el mundo de la hotelería/turismo, nada más
y nada menos que estrenándose en Marbella, en la Cadena Meliá como aprendiz de
conserje del emblemático y lujoso Hotel Meliá Don Pepe.
A partir de entonces, más de cuatro
décadas de experiencia profesional siempre en el ámbito de las hoy
desaparecidas conserjerías de tan prestigiosa cadena, haciendo gala de una
formación continuada y desarrollando una trayectoria que creó escuela en
Tenerife (Canarias) y en Torremolinos (Costa del Sol).
Y no satisfecho con tan dilatada y
ejemplar trayectoria, ya “requetejubilao”, Aguilar -que así le llamaban como
conserje-, tal cual primitivo “tendero” fue en su Línea natal, sigue
“despachándonos” a todos con este otro nuevo libro (el tercero), en un generoso
afán de mostrarnos el rico e infinito universo de situaciones
anecdóticas/humorísticas ocurridas a los trabajadores de las citadas
dependencias hoteleras durante el esmerado menester de atender a huéspedes o a
clientes en general.
En esta ardua tarea de recopilación
directa o intermediada entre conserjes de hoteles de los cinco continentes, el
amigo Pepe nos recrea con un lenguaje sencillo y cercano 215 singulares
historias que ponen de manifiesto la sentida “humanidad” y la exquisita
“profesionalidad” que han atesorado estos extinguidos “ángeles de la guarda”
cuando años atrás nos alojábamos fuera de casa y eran ellos los responsables de
entregarnos la llave de nuestra necesaria habitación.
No. No es este un libro cualquiera,
especialmente para aquellos que gustan viajar por aquí o por allá. Sus
trescientas y pico de páginas están llenas de sensaciones y de vivencias, la
mayoría de las cuales dibujarán sorpresas en nuestros ojos y también sonrisas
en nuestros labios. Y todo bajo el buen hacer de la discreción, eficiencia y
desvelo del añorado “conserje de hotel”.
Lástima que ya no sigan en activo
formando parte de las plantillas laborales de los establecimientos hoteleros.
No sólo con ellos los hoteles perdieron excelencia... En el fondo, la vida
misma también echa en falta su ausencia por ser gente amable, educada y
servicial en el arte de prestar atención al público tras un mostrador o a
través del teléfono.
¡Qué bueno, que publicaciones como
esta perpetúan su recuerdo!
Ahora que lo pienso y con el debido
respeto… ¡El nombre del Hotel Don Pepe, podría ser también en honor de “Pepe
Aguilar”! ¿Verdad? Categoría no le falta.
Paco García Muñoz
Periodista y doctor en Periodismo
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