viernes, 29 de marzo de 2013

La antigua Semana Santa y como han cambiado ciertas costumbres.





La  antigua  Semana  Santa y como han cambiado  ciertas  costumbres.

 

En estos días de Semana Santa me  vienen a  la  memoria como una película en blanco y negro, pero  traída  de un realismo de   diferente  sabor  y  color.   A  pesar que  siempre  hay  algunos que creen que todo tiempo pasado fue mejor, creo que  todo  sufre  el cambio de  los tiempos  en que  vivimos.

La  Semana  Santa  donde en aquellos años era  la  mayor y rigurosa celebración  católica se  ha  ido  convirtiendo    además de una  fiesta  religiosa y  católica  en  una   época  donde  arranca  la  temporada  turística y  donde  los  ciudadanos  aparte  de  cumplir  con  sus  obligaciones  religiosas se  aprovecha  también para  viajar,  practicar y disfrutar  del  ocio y  la  cultura fuera de  nuestro  entorno. 

En  mi  memoria los  recuerdos de la Semana Santa sobre los años sesenta y me remiten a mi  juventud donde  un  Viernes   Santo  las emisoras de radio solo programaban música sacra, rezos casa adentro y largas misas en la iglesia, también las  prohibiciones de reír, cantar, bailar, jugar, reñir y otras travesuras, las  películas que se  proyectaban eran acordes a  la  Semana Santa, Los Diez Mandamientos, La Biblia, Rey de Reyes, Moisés y tantas otras, quedaba prohibida toda clase de ruido, juegos o actos que escandalizaran a la comunidad, lo cual era un sacrilegio incluso recuerdo que  no  podíamos  jugar  al tenis porque nos  podrían llamar  la  atención, eran días de duelo.

La Semana Santa  “Tiempo de ayuno, abstinencia y mortificación. Cosas del pasado inmemorial,
Desde el Domingo de Ramos reinaba la religiosidad en todo  el  país de entonces. El lunes, después de misa, las amas de casa compraban el bacalao  y lo ponían a desaguar y  a  preparar  los  dulces   y  postres típicos  caseros  dependiendo  del  lugar al siguiente adquirían los granos secos para dejarlos en remojo. En la cocina, las tareas de las madres eran arduas, largas y  muy  entretenidas preparando entre  otros  sus  potajes  para  la  vigilia. Más aún el jueves Santo cuando cocinaban para toda  la  familia  que  se  reunían en casa  con aquellos que  tenían su  día  de  asueto,  también era el día de  confesar y comulgar.

El  Viernes  Santo en  general era de  silencio, quietud y congoja. “El Viernes Santo era un día de luto general”, Reinaban el dolor y el silencio  y se  aprovechaba para  visitar otras iglesias. El Sábado de Gloria llegaba el júbilo y más aún el domingo que se celebraba la Pascua de Resurrección y  se  levantaban  aquellas” prohibiciones” donde  todo  volvía a  su  normalidad.

En aquellos tiempos reinaban creencias que hoy nos parecen curiosas, como por ejemplo: no comer carne porque era el cuerpo de Cristo; no tener relaciones sexuales porque los cuerpos de la pareja podían quedar pegados; escuchar solo música sacra porque la alegre era una ofensa a Jesús; en Viernes Santo, los creyentes vestían de duelo o medio duelo y usar ropa roja era identificarse con el demonio, y un sinnúmero de creencias.

Ahora estamos  en  otra  época donde  la  iglesia como  todo  va  realizando cambios y  tratando de  adaptarse  a   los  tiempos que  vivimos  a  pesar  de  que  ha  evolucionado con relación  a  algunas  costumbres  arcaicas.

La  unión entre  la  Semana  Santa  y  el Turismo es  un  hecho mas de  esa aportación entre  cultura  y  ocio, aparte  de   conseguir  una  mejor  difusión  y  conocimiento  en  países  no solo católicos  y además no sea  excusa  para  participar  y   apreciar todos  los  valores, mas todo  el arte  que  se  puede  contemplar en las  iglesias, las  catedrales  etc.

La  Semana  Santa  desde  hace  muchos  años  se  ha  convertido en  un  hermanamiento  de  pueblos  y  ciudades donde  todos  comparten en  paz  y armonía costumbres   y creencias  religiosas muchas  heredadas  por  los  antepasados y  otros la  han  ido adquiriendo con  nuestras  costumbres dentro del seno de  la  familia o los  mas  jóvenes  en  sus  colegios.

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