EL VALOR DE LOS céntimos.
Atrás quedaron
aquellos tiempos donde los
céntimos de las pesetas dejaron de tener valor, eran despreciados por
todos, aparecían por la casa en
los sitios menos
insospechados abandonados en los
cajones de casa,
en algún monedero o bolso viejo,
o en
alguna cajita con
mini recuerdos, casi nadie
se agachaba aunque los
vieses rodando delante de
ti ¿ y para
que me voy
a agachar ? también se le
denominaba aquello de la perra
gorda o la perra
chica.
Solo los
niños se tiraban en
picado al ver una moneda en
la calle con
un valor tan ridículo como las de aquellos céntimos, y
luego a seguir mirando hacia abajo
esas calles adoquinadas
y aceras con
losetas de colores por si a
alguien se les había
caído alguna, porque además su
ruido era diminuto, menuda
fiesta incluso se
podían comprar chucherías, también en las
fiestas de los bautizos se
tiraban al aire con
otras monedas de dos reales y pesetillas
rubias.
Llegó
un momento que en el
uso cotidiano apenas
se contaban siempre
se contaba o pagaba al
redondeo, no era importante el añadir céntimos, pero así era la historia.
Ahora en todos
los
medios de comunicación se está hablando día tras
día con relación a los
precios de los carburantes y la variación de precios
en céntimos de euros ello está
provocando colas en algunas
gasolineras de ahí la
importancia de los
céntimos de euros, la
competencia entre las
estaciones de servicio y
el ahorro para los
conductores.
No sabemos
si llegará el día
que los céntimos
de euros sean tan
despreciados como sus homólogos
de pesetas en su época, pero
si está claro que actualmente tienen un
valor y que hay
que contar con ellos.
En su primera
andadura al comienzo del euro
cuando la gente no sabía si
dar propina o no, o dar
un aguinaldo sin hacer
previos cálculos para no pasarse
o hacer el
ridículo y que te rezaran
por detrás o lo peor cuando
faltaba medio mes para
cobrar y te habías gastado
casi toda la
nomina.
Desde que
la “crisis” se acomodó e
instaló entre nosotros,
hemos ido sufriendo la
adaptación a cantidad de cambios, la
gran mayoría directos o
derivados de la economía “ el euro”.
A nivel
domestico en las compras de los híper y/ o supermercados se calibran
muy bien los
céntimos porque de ello
depende el final del mes y las
empresas saben como llamar nuestra
atención sin redondear, sino con los
céntimos, es un gran reclamo
para el publico.
Me recuerda
aquel viejo cuento de hace
muchos años de Garbancito que llevaba “un centimito de azafrán”.
Y hete
aquí el quid de
la cuestión, mientras los
ciudadanos de a pie miran
por el céntimo para llegar a fin
de mes, los
hay que despilfarran y afanan millones
de euros.
José Aguilar
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