¡Que Dios nos pille confesados y con paraguas!
¡Amigos, ya es oficial! Dos de las instituciones más antiguas
de nuestro día a día, el Santoral y la Climatología, han formalizado su unión.
Ha sido una boda de esas que hacen historia, con la Virgen del Rocío como dama
de honor y un ciclón extra tropical de velo. Un evento, sin duda, que marcará
el futuro de los nacimientos y las inundaciones a partes iguales.
Y es que, tanto el Santoral como la Meteorología, están
repletos de nombres que tienen el poder de girarte la cabeza. Por un lado,
tenemos a los de siempre: Pepe, Paco, Carmen, María, que son tan universales
que hasta el Sol y la Luna los conocen. Pero ¡ay, amigo!, el Santoral es
también la cantera de los nombres que te hacen preguntar si el cura estaba de
broma. Hablamos de nombres de varón como Sandalio, Hermógenes, Canuto o
Restituto. Y si pensabas que las féminas se libraban, ¡prepárate!: Bárbula,
Merenciana, Sinclética o la majestuosa Ursicina. Nombres que, cuando los dices
en voz alta, parecen la invocación a una DANA.
Y aquí es donde la Climatología, la flamante esposa, entra en
escena para complicarlo todo.
Antiguamente, si elegías ponerle a tu hijo Olallo, solo
tenías que lidiar con las miraditas en la cola del supermercado. Pero ahora,
después de lo que hemos visto —y padecido— con las temidas DANAS (Depresiones
Aisladas en Niveles Altos) y sus nombres de pila, la cosa se pone seria.
La Dilema de la Progenie
Yo pregunto: ¿Quién se atreve a bautizar a su hija como
Claudia, justo después de que la DANA Claudia se haya llevado por delante tres
cosechas y la señal de Wifi del pueblo? Con el destrozo que ha provocado, ese
nombre ya no evoca a una heroína de telenovela, sino a un pantano desbordado.
La gente de la AEMET nos lo está poniendo complicado, muy complicado.
Ante este panorama, muchos padres recurrirán a los nombres de
los abuelos, siempre y cuando estos no sean tan raritos que, cuando la criatura
tenga uso de razón, se acuerde— ¡y de qué manera!— de quién le puso tal nombre.
Pero, como ahora la libertad es total y puedes poner el
nombre que te dé la gana aunque no figure en el Santoral, no está muy lejos el
día en que veamos a un niño llamado Ventisca, una niña llamada Borrasca, o un
joven apellidado Tornado.
Y, claro, la pregunta del millón es: ¿Cuándo celebrarán su
Santo si no existen en el calendario? Pues lo tienen fácil: los días que haya
ventisca, borrasca, ciclón, tornado o temporal. ¡Con lo cual, en plena época
invernal, estarán siempre de fiesta! ¡Tanto ellos como ellas!
La Dra. Tormenta y el Canguelo Meteorológico
Imaginen la escena: una gala de premios, el presentador con
su mejor esmoquin, y dice con voz pomposa: "¡Y ahora, señores, les
presento a la célebre climatóloga y artista multidisciplinar, la Doctora
Tormenta!". Las risas que podría provocar ese nombre en una presentación
son directamente proporcionales a los litros de lluvia de un temporal de nivel
rojo.
El chiste, amigos, es que las DANAS seguirán viniendo y, tal
y como han planeado nuestros amigos meteorólogos, todas llevarán nombre propio.
Y lo mejor de todo es la lista de nombres que ya tienen previstos, que
casualmente parece haber salido de una misa de hace 800 años:
Olallo, Bárbula, Sandalio, Gláfida, Hermógenes, Merenciana,
Canuto, Sinclética, Restituto, Ursicina, Ildefonso, Crispina, Társilo, Ercilia,
Walfrido, Cananila.
Así que, para los futuros padres, la elección se ha
convertido en un auténtico juego de ruleta rusa. ¿Prefieren que su hijo entre
en la 'Gama del Danismo' o en la 'Gama de los Santos Desconocidos'? Porque,
para cuando los nombres sean conocidos, tu hijo Olallo puede ser tanto un santo
mártir como un huracán de categoría 5.
De los Pepes, Pacos, Marías y Carmen nos acordamos siempre.
Pero el resto, cuando los veamos de frente, nuestro cerebro empezará a dar
vueltas... ¿Porque quién se acuerda de Társilo, por ejemplo?
En resumen, los meteorólogos no solo nos han metido el
"canguelo" con las DANAS y las Borrascas, sino que ahora también nos
confunden con esta avalancha de nombrecitos raros que nadie sabe si rezarle o
si salir corriendo a asegurar las ventanas.
Bueno, me voy a tomar un cafecito con mi amigo Antonio y
Mari, a ver qué piensan ellos de este embrollo tan peculiar.
(Firma: Pepe Aguilar)

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