lunes, 29 de septiembre de 2025


 Libros de José Aguilar Romero


El escritor José Aguilar Romero se ha centrado principalmente en libros de humor y anécdotas relacionados con el mundo de la hostelería y los hoteles.

Su primera obra más conocida en este ámbito es "Anécdotas de hoteles" (o en otra versión, "Historias, hoteles y humor") luego llegó “ Historias, Hoteles y Humor” y un cuarto “ La vida es un Gran Hotel” , donde comparte historias divertidas y curiosas que solo conoce el personal que trabaja día a día en estos establecimientos (conserjes, camareros, recepcionistas, etc.).

En resumen, se le conoce especialmente por su trabajo de no ficción de entretenimiento basado en sus experiencias en el sector hotelero.

El tratamiento que José Aguilar Romero da a los personajes y a los hoteles en todos sus libros de anécdotas e historias, se caracteriza por un enfoque de humor, autenticidad y calidez humana.

Tratamiento de los Personajes:
• Humanización y Protagonismo del Personal: El autor, con una larga trayectoria como conserje, da un papel central al personal del hotel (conserjes, camareros, gobernantes, recepcionistas, directores). Los retrata como los verdaderos testigos y custodios de las historias, gente con una discreción profesional que es puesta a prueba constantemente, pero que en el libro, "no hay lugar para secretos profesionales."

• Huéspedes como Fuente de Comedia: Los huéspedes son la fuente principal de las anécdotas, que son siempre hechos reales recopilados. Se les presenta en situaciones a menudo insólitas, extravagantes o embarazosas (como el jeque árabe que quiere una fiesta "a la española" o el huésped japonés que acaba desnudo en la calle). El objetivo es generar una sonrisa y mostrar la naturaleza variopinta y a veces absurda de las personas que pasan por un hotel.

Tratamiento de los Hoteles:
• Escenario de la Vida en su Máxima Expresión: El hotel es más que un simple edificio; es un microcosmos o un gran escenario donde "todo sale a la vista." Es un lugar que, por su propia naturaleza, concentra historias de gente de todo el mundo en situaciones de ocio o viaje, lo que inevitablemente provoca situaciones hilarantes y fuera de lo común.

• Un Gran Confidente: El hotel funciona como un "confidente" silencioso que, a través de los ojos de su personal, revela lo inesperado, lo íntimo y lo divertido de la experiencia humana. Es un lugar donde la fachada social se desvanece y surge la espontaneidad.

En esencia, Aguilar Romero trata al hotel como el marco perfecto para una comedia humana, y a sus personajes (tanto empleados como huéspedes) como los actores involuntarios de historias reales que enseñan y divierten.

El tratamiento que José Aguilar Romero da a los personajes y a los hoteles en sus libros de anécdotas se caracteriza por la discreción y el respeto, aunque su intención principal es el humor.
Anonimato de los Huéspedes y el Personal

• Anonimato estricto: Las anécdotas que recopila son historias reales, pero se presentan de forma anónima. Nunca revela la identidad de los huéspedes (sean estos jeques, famosos o personas comunes) ni, por lo general, la de los empleados que las vivieron.

• Foco en la situación: El objetivo es resaltar la situación curiosa, divertida o insólita en sí misma, no exponer a las personas involucradas. Se mencionan roles ("un jeque árabe", "un huésped japonés", "un conserje") y no nombres propios.

• "Secretos profesionales": El autor, que fue conserje, ha vivido bajo la estricta discreción profesional del sector hotelero. Al contar las historias, rompe esa discreción solo en el sentido de compartir el humor, pero mantiene el anonimato de quienes las protagonizaron.

Tratamiento con Respeto
• Humor sin malicia: Aunque las situaciones pueden ser embarazosas o ridículas (como intentar enfriar fruta en un bidé), el tono del libro es de humor blanco y afectuoso. Se ríe de las situaciones y de las extravagancias humanas, no de las personas.

• Valoración del personal: Demuestra un gran respeto por el esfuerzo y la dedicación del personal del hotel, que son los verdaderos héroes al lidiar con estas situaciones con profesionalidad y discreción.

En resumen, utiliza historias verídicas con un tratamiento anónimo y respetuoso para hacer un retrato divertido y humano del mundo de la hotelería. 
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EL  RINCON  DE  PEPE

 Cómo Subirse a un Avión y No Pensar que Estás a 20.000 Pies de Altura

Cierto día, en uno de esos viajes de ida y vuelta a Madrid que uno hace con más frecuencia de la deseada, me encontraba a bordo de un avión. Como sabrán los viajeros habituales, la cabina es un crisol de personajes: están los padres en modo malabarista, los que viajan con la cara blanca del puro pánico, y luego estamos los observadores, que miramos todo con la disimulada atención de un antropólogo. La tensión o el "canguelo" que llevan algunos encima es tan palpable que les obliga a socializar para evadirse de que están, nunca mejor dicho, por las nubes.

En aquel vuelo mañanero, me dedicaba a mi deporte favorito: la observación discreta. Veías a los novatos indecisos entre rezar o repasar el folleto de seguridad. Otros se atiborraban de chicles (porque lo de fumar pasó a la historia, gracias a Dios) y se ajustaban el cinturón con la rigidez de una momia a la que acaban de pedirle el alto.

El protocolo de la azafata es un ballet que algunos ya se saben de memoria, aunque uno siempre duda de si en una emergencia real se acordarían de algo más que de gritar.

A los pocos minutos de despegar, justo cuando uno empezaba a relajarse, sentí un ruido debajo de mis pies. No era un simple clonk, era un sonido con personalidad, algo que invitaba a la preocupación.

Me giré hacia el señor sentado a mi lado, un tipo que emanaba un aire de sabiduría aeronáutica de garrafón, con una tranquilidad que ya quisiera para sí un piloto de combate.

—Oiga, ¿ha sonado algo extraño debajo de mis pies, no? —le dije, intentando sonar casual.

El hombre, con una suficiencia que merecía una beca en ingeniería aeroespacial (de bar), me mira como si yo fuese un párvulo preguntando por qué el cielo es azul.

—¡Qué va, hombre! —me suelta con desdén— Esto es completamente normal. Es la recogida de las ruedas y el cierre de su escotilla. Un detalle técnico, ya sabe.

Asentí, tratando de no reírme, mientras veía a otros pasajeros intercambiar miradas que confirmaban mi pensamiento: "¡Vaya lumbreras nos ha tocado!"

La explicación del flamante ingeniero de pasillo apenas tuvo tiempo de asentarse en el ambiente cuando la voz del comandante resonó por la cabina.

—Señores pasajeros, por favor, abróchense los cinturones. Volvemos al punto de partida por un pequeñísimo fallo —anunció con esa voz de piloto que siempre intenta sonar más tranquilo de lo que está.

En mi interior, se activó la carcajada silenciosa. ¡El "pequeñísimo fallo"! Miré a mi vecino, el autoproclamado experto en trenes de aterrizaje, que ya no tenía la misma cara de gurú. Con una mirada, le dije: "Vaya, vaya... ¡Qué bien funciona esa recogida de ruedas que me describió!".

Resulta que el "pequeñísimo fallo" terminó con nosotros de vuelta en la pista, viendo el aeropuerto regado con una espuma blanca. Aparentemente, aterrizamos dando algunos botes, con parte de las ruedas atascadas, pero sanos y salvos. Por si fuera poco, en ese vuelo viajaban todos los jugadores del Málaga Club de Fútbol, así que la anécdota fue doblemente épica.

Y es que no hay situación, por grave que sea, en la que no te encuentres un "Listo" dispuesto a darte una explicación científica de por qué tu vida pende de un hilo.

La  historia  es  real  me  sucedió.

¡Saludos, Pepe Aguilar!

 


 EL RINCON DE PEPE .

De las Llaves al Móvil: Un Viaje Hotelero de 60 Años
Si un viajero de los años 60 apareciera en un hotel moderno, probablemente pensaría que ha viajado al futuro... y que la gente del futuro está obsesionada con el color blanco y las pantallas.
La Tecnología (o la Falta de Ella)
Aspecto Clave El Encanto de los 60 La Realidad de Hoy
La Llave de la Habitación Una pesada llave de metal que no podías perder porque su llavero de plástico era del tamaño de un ladrillo. Si te la olvidabas, la enviabas por correo (¡con un sello pre pagado!). Una tarjeta magnética que no funciona cuando la acercas al móvil, o peor aún, tu móvil (¡que muere a mitad del pasillo!). La seguridad es máxima, pero la frustración también.
El Proceso de Reserva Llamar a una amable señora en la recepción. Reservar era un acto de fe. Un proceso de 45 minutos en el que tienes que comparar 10 webs, revisar 300 fotos de la piscina y obsesionarte con que la puntuación de 4.8 no sea una conspiración.
El Mini-Bar Un lujo con botellas pequeñas, caras y quizás una bolsita de cacahuetes salados. Una nevera vacía (para que la llenes tú, ¡qué considerados!), o sensores que te cobran si mueves la Coca-Cola por accidente.
La Conexión Un teléfono fijo con dial giratorio para llamar a casa y que tus padres se arruinen. Un Wi-Fi de alta velocidad que te permite hacer videollamadas, subir 50 historias de la piscina y, ¡oh, sorpresa!, a veces ¡hasta ver Netflix en el televisor del hotel!
El Diseño y la Experiencia del Huésped
En los 60, el diseño era un festival psicodélico. Imagina: moquetas con patrones que te daban dolor de cabeza, colchas florales y cortinas que combinaban de una manera... atrevida. Las habitaciones eran un templo a la saturación.
Hoy, la decoración es mucho más sutil: todo es gris, beige y blanco inmaculado. ¿El objetivo? Que tú y tu batido de proteínas seáis el único toque de color de la foto.
La Transformación de la Estancia:
• Antes: El hotel era un lugar para descansar después de un largo viaje. Te ponías tu mejor traje para cenar en el restaurante.
• Ahora: El hotel es un centro de operaciones. La gente hace el check-in en chanclas, utiliza el lobby como oficina (porque el teletrabajo), y espera que el gimnasio tenga más máquinas que su propia casa. El foco se ha desplazado de simplemente "dormir" a tener una "experiencia digna de ser compartida en redes sociales".
El Toque Moderno del Servicio:
Antes, el servicio era formal y estricto. Hoy, el servicio busca ser personalizado y "auténtico". Te envían un email preguntándote si quieres almohadas de lavanda antes de llegar, pero luego la persona que te atiende es un robot o te comunica con un chatbot llamado "Bartholomew 3.0" que insiste en que tu habitación está lista, aunque estés viendo al personal limpiándola.
En definitiva, si en los 60 el hotel era el epítome del lujo tradicional (y colorido), hoy es el triunfo de la eficiencia digital, las sábanas blancas y la constante (e irónica) necesidad de desconectar... mientras tienes el móvil cargando en la mesita de noche.
Saludos
Pepe Aguilar

sábado, 27 de septiembre de 2025

 



El escritor de libros de humor, José Aguilar Romero, se centra principalmente en el humor basado en anécdotas y situaciones reales, especialmente aquellas que ocurren en el entorno hotelero.

Sus obras, como   Anécdotas de Hoteles,   Historias, Hoteles y Humor,    Por  los  Hoteles  del  mundo  y La vida es un gran hotel, recopilan historias verídicas y divertidas del día a día en hoteles, vistas desde la perspectiva del personal o como observador.

Esta especialización en el humor costumbrista y anecdótico centrado en un sector específico (el hotelero) lo diferencia de muchos otros humoristas españoles conocidos, que a menudo se enfocan en:

  • Monólogos y Stand-up Comedy: Con un humor más directo y a menudo con crítica social, política o enfocado en las relaciones personales (ejemplos: Goyo Jiménez, Eva Hache, Joaquín Reyes y el humor chanante).
  • Humor Absurdo o Surrealista: Con personajes y situaciones ilógicas o disparatadas (ejemplos: Tip y Coll, Les Luthiers -aunque son argentinos, tuvieron gran éxito en España-, o el propio Joaquín Reyes en algunas facetas).
  • Sátira Política y Social: Humor gráfico o escrito que busca la crítica incisiva de la actualidad (ejemplo: Forges, El Roto).
  • Humor Basado en Personajes Ficticios: Creación de sketches y personajes recurrentes con características muy marcadas (ejemplo: Martes y Trece, Cruz y Raya).

En resumen, la distinción principal de Aguilar Romero radica en su enfoque temático y su material de base, utilizando las vivencias reales del mundo de la hostelería como fuente de su comicidad, un nicho particular dentro del amplio espectro del humor español.


viernes, 26 de septiembre de 2025

 

¡Alerta Roja! Las Máquinas nos Hablan y la Cortesía Humana Está en Peligro

Prepárense, terrícolas, porque el viejo y confiable "Muchas gracias" o "Hasta pronto" que nos soltaban en cualquier mostrador... ¡está en peligro de extinción! Con la Inteligencia Artificial (IA) y la tecnología pisándonos los talones, la cortesía ha pasado a ser un código binario con un toque de voz impostada.

Y, por supuesto, si hablamos de un futuro parlanchín y automatizado, tenemos que poner la alfombra roja a Japón, el país donde la tecnología no camina, ¡sino que hace sprint! Allí, las máquinas no solo te sirven, sino que también se han convertido en una especie de abuelas vigilantes con altavoz incorporado.

El Vientre de la Bestia (Mecánica)

Imagina la escena: entras en un baño público (porque, claro, la naturaleza llama) y, ¡zas!, te saluda una voz cordial: "Muy buenas". Hasta ahí, todo bien, un detalle simpático. Pero la verdadera joya de la corona japonesa llega a la salida, cortesía de la IA que ha observado demasiadas carreras de última hora. Cuando te dispones a salir, oyes una locución con el tono de un sargento (o de tu madre): "¡Por favor, cierre la cremallera!" Parece que en Japón, la gente va tan disparada que el señor de la cremallera abierta era una plaga nacional. ¡Gracias, robot-sastre, por salvar la decencia pública!

Luego está el dentista. Pasas a la sala de espera y te dan la bienvenida con una voz meliflua: "Bienvenido, le atenderemos enseguida". Sales del sillón después de que te hayan torturado con la turbina y, justo al cruzar la puerta, te desea: "Hasta pronto". Y tú por dentro, con la boca dormida, piensas: "Sí, claro, espero no verte en un lustro, querida IA optimista."

Despersonalización con Beneficios

Hasta las gasolineras han cambiado el chip. Antes, la voz era grave y profesional: "Está usted repostando gasolina de 90 octanos", seguido de un "Gracias y buen viaje". Ahora, la voz te da la temperatura y el estado del tráfico, como si fuera tu copiloto robótico que te regaña por no haber mirado el móvil antes. ¡Y pagar! Pones la manguera, metes el número de surtidor en una caja que te escupe el cambio, mientras el empleado... ¡está reponiendo las estanterías de chuches! Claramente, las máquinas tienen mejor ojo para el dinero que para la gominola.

Y ni hablar de la cita médica. La máquina te pregunta, te da la cita, y si quieres, puedes seguir charloteando con ella como si fuera tu vecina cotilla del cuarto B. Ella tiene "carrete para rato", tú solo esperas que se le acabe la batería.

 

Hoteles... ¿O Un Desembarco de Terminators?

En los hoteles japoneses modernos, la cosa es de ciencia ficción pura:

Persianas: Olvídate de los botones. Dices "Subir las persianas" y ellas, como sirvientas obedientes, lo hacen. Solo falta que te pregunten si te apetece un té.

Recepción: Un robot que habla 120 idiomas (¡ciento veinte!) te hace el check-in. Le enseñas el pasaporte y él te suelta la tarjeta-llave. Es más eficiente que un humano y, lo mejor de todo, no te mira mal si llegas despeinado.

Restaurante: Otro robot te pide la tarjeta de la habitación con una cortesía mecánica.

Teléfono de la habitación: No hace falta descolgar. Simplemente pides lo que quieres y te conecta con el departamento adecuado. ¿Y si no hay humanos disponibles? No te preocupes, te desvía a un contestador robot para que la conversación sea 100% automatizada.

En resumen, la tecnología sigue su marcha triunfal, apartando a profesionales y haciendo que todo parezca más... despersonalizado. Pronto, nuestra única interacción social será discutir con un robot porque te ha cerrado la cremallera del pantalón.

¿Llegará el día en que un robot nos ofrezca un "abrazo virtual" en lugar de un "gracias"? La verdad es que, entre la eficiencia y la vigilancia de cremalleras, el futuro está siendo una comedia involuntaria.

 

 

viernes, 19 de septiembre de 2025

 

El endemoniado ritmo del cambio y la tiranía del móvil.

¡Qué tiempos aquellos, señoras y señores! Hoy, llevamos nuestro banco, nuestros correos, nuestras fotos, Internet y hasta un poquito de inteligencia artificial metidos en el bolsillo. Todo gracias a un simpático, aunque a veces tirano, aparatito llamado móvil. Y la verdad, es una gozada, ¿o no?

Ahora pagamos y nos pagan con un simple "Bizum" —una palabra que hace unos años sonaba a un alienígena recién aterrizado—, nos guía un GPS que, a pesar de sus excentricidades, nos evita más de un "¡¿pero por dónde diablos estoy?!", y tenemos un sinfín de aplicaciones que, seamos sinceros, ni siquiera sabemos para qué sirven, pero ahí están, listas para ser descubiertas.

El problema es que, como en todo buen trato, hay letra pequeña. Ahora saben por dónde andamos y con quién nos conectamos. Saben qué ropa nos gusta, qué queremos comprar y hasta qué nos causa insomnio a las tres de la mañana. Todo lo que hablamos y buscamos es recogido, y la privacidad se ha vuelto tan lejana como la capa de ozono de los años 80. Además, el fraude telefónico ha crecido a un ritmo que ni Usain Bolt  ( el  mejor  velocista  atleta  jamaicano)podría seguir.

Y aquí viene el drama moderno. Sales de casa, das tres pasos, y de repente, el pánico. ¡Se me olvidó el móvil! Es como si te hubieras quedado desnudo en medio de la calle. "¿Y si me llaman? ¿Y si tengo que llamar yo?" Un auténtico problema de vida o muerte. Y claro, no hay otra opción: tienes que volver a casa. Porque si no lo haces, estarás de un humor de perros, contrariado y nervioso, todo el día.

Un viaje en el tiempo sin GPS

¿Te has atrevido alguna vez a dejar el móvil en casa por un día entero? Te reto. Porque hace no tantos años, este "simpático" y a veces "odioso" aparato no existía. Salíamos de casa tan tranquilos, sin la menor preocupación. Si alguien quería contactarnos, ya se las ingeniaría. Quizás llamaría al teléfono fijo o iría a buscarnos. ¡Qué locura!

Conducíamos sin GPS, como se hizo toda la vida. Con la técnica infalible del "preguntando se llega a Roma". Y, entre tú y yo, a veces dábamos menos vueltas que con el GPS, que se pone tonto o tiene las coordenadas grabadas con los pies.

Las fotos de la familia y los amigos llegaban por correo ordinario. ¡Con sellos y todo! Ahora, vemos el nacimiento de un bebé al instante o cualquier incidente es grabado y filmado. Antes de que el bombero termine de apagar el fuego, ya tienes veinte videos en Whatsap.

Y ni hablar de las conferencias. Para hablar con alguien en otro país, tenías que llamar a una centralita y, según el destino, la espera podía durar horas. ¡Horas! Era algo increíble, pero así era la época. Ahora, hablas con cualquier parte del mundo al instante, incluso con videoconferencia, en pijama y con la cara de recién levantado.

Y con la tecnología, llegaron las prisas

La tecnología llegó, y con ella, las prisas y el "todo al momento". A veces, las noticias llegan a nuestros móviles antes de que los telediarios se pongan de acuerdo para transmitirlas.

Antes, las tertulias se hacían en la puerta de las casas, con sillas de anea al fresco, charlando con los vecinos. Ahora, todo pasa a través de la pantalla del móvil o la tablet.

¿Te has acostumbrado por completo a estas tecnologías?       ¿Eres capaz de sobrevivir un día entero sin tu móvil?

Pepe  Aguilar.

 

 




 

La cortesía: un dinosaurio en extinción

Permítanme transportarlos a una época casi mitológica, un pasado tan remoto que parece sacado de un libro de fantasía. Hablo de los años en los que los colegios, además de enseñarte que la raíz cuadrada de 9 es 3, te inculcaban que tus codos tenían la misma prohibición de subirse a la mesa que un gato en un banquete real. La mesa, señoras y señores, era un santuario. Un lugar donde los cubiertos se usaban con la destreza de un cirujano y los ruidos al masticar era una herejía. El "ahhh" de un buen bocado era tan impensable como que un monarca se comiera la sopa a sorbos. ¡Qué tiempos!

Hoy en día, la escena es más bien digna de un reality show. La cena familiar es una sinfonía de notificaciones de móvil, el sonido de los teclados y el crujir de papas fritas. La gente come con una mano mientras teclea con la otra, con los codos cómodamente instalados en la mesa, como si fueran los dueños de la misma. ¿Y los cubiertos? Bueno, el cuchillo se usa para el corte de carne y para abrir el paquete de nueces. ¡La versatilidad es la clave! No me hagan hablar de los comensales, que se pelean por el pan del vecino de la derecha, convencidos de que el de la izquierda es el de la casa de al lado.

Y qué me dicen del arte del transporte público. Antes, cederle el asiento a una persona mayor era un acto de valentía, como si fueras un caballero andante en busca de un dragón. La gratitud en los ojos de la persona mayor era la mejor recompensa. ¡Hoy en día, el asiento es tuyo y de nadie más! Podrías entrar con un bastón, un andador, y un cartel luminoso que diga "Tengo 90 años, por favor, ayúdenme", y el que está sentado ni te mira. Es más, te mira con una expresión de "¿Y a este qué le pasa?". A menos que estés a punto de desmayarte, nadie cede. Y el que se levanta es por temor a que le toque el turno de ir de pie.

Los ascensores se han transformado en cápsulas de tele transportación silenciosa. Entras, saludas con un "buenos días", pero la respuesta es un eco de tu propia voz en el vacío. La gente está tan absorta en sus móviles que no se dan cuenta de que hay un ser humano a un metro de ellos. Al llegar a la planta, el ritual es un empujón furtivo y una salida digna de una carrera de caballos. El mantra es "sálvese quien pueda".

El colmo de esta nueva era, y este es un punto que me hace querer gritar, es el lenguaje. Se ha vuelto una mezcla de insultos, vulgaridades y frases sin sentido. Las conversaciones son como un bombardeo de palabras que harían sonrojar a un marinero. Escuchas a gente gritando dentro de un ascensor o en la cola del supermercado como si fuera lo más normal del mundo. ¿Qué pasó con los "por favor" y "gracias"? Se han mudado a un diccionario de palabras en desuso.

En fin, parece que la cortesía y los buenos modales han sido declarados una especie en peligro de extinción. Si te chocas con alguien en la calle, el refrán de "si te vi, no me acuerdo" se ha convertido en una realidad. O como mínimo, en un "si te vi, me da igual". Como dijo aquel poeta: "Que pare la tierra, que yo me bajo". Aunque con la cantidad de gente que no se levanta, dudo que se baje nadie.

 

 

 

 

 

jueves, 18 de septiembre de 2025


 

Te  has  jubilado y….

Y de repente, un día, ocurre la magia! Te levantas por la mañana, pero no para correr a coger el metro o para aguantar atascos. No, señor. El jefe ya no te espera, las reuniones de brainstorming se han esfumado y los informes con fecha de entrega se han convertido en una leyenda urbana. ¡Te has jubilado!

Antes, la vida era una carrera contrarreloj: cursos de actualización, nuevos programas informáticos y el pánico de que se cayera la red justo antes de guardar un trabajo importante. Ahora, el único pánico es que tus nietos se queden sin batería en la Tablet mientras estás de canguro oficial.

Y es que la jubilación no es solo sentarse a ver series, ¡qué va! Es pasar de ser un pilar de tu empresa a ser un pilar de tu familia. Te llaman para llevar a la nieta al colegio, para recoger al nieto de su actividad extraescolar o para hacer de chófer cuando a tu hijo le toca ir al dentista. ¡Tú agenda está más apretada que la de un ministro!

La nueva "jornada laboral"

Nuestra nueva rutina laboral comienza con una tarea vital: mirar el almanaque. No para ver los puentes o las vacaciones, sino para no perder la cita con el médico, la de fisioterapia o la del podólogo. Las reuniones de brainstorming ahora son con otros jubilados en el bar de la esquina, y el tema central ya no es cómo aumentar la productividad, sino cómo lidiar con la artritis, la próstata o cualquier cosa que termine en “-itis”. Y no hace falta ir a la farmacia a preguntar, porque cada compañero es un experto en el Vademécum y te recita las dosis de memoria.

Además, nos hemos convertido en verdaderos genios de la cocina. ¿Qué hay una receta reconstruida con espuma de no sé qué? ¡No hay problema! Con YouTube o la inteligencia artificial a nuestra disposición, no hay plato que se nos resista. El único riesgo es que la comida no le guste a la familia y te toque comerlo todo a ti, claro.

La vida sin "Apps"

Cuando nos reunimos con los nietos y les contamos cómo era la vida antes, sin móviles ni internet, nos miran como si estuviéramos inventando un cuento de hadas. Les hablamos de cuando la televisión era en blanco y negro, de que solo había un teléfono en el pasillo y de que el agua corriente era un lujo en muchos sitios. Para ellos, es como si les estuviéramos describiendo la prehistoria.

Pero ahí está la magia: nosotros somos los testigos de un cambio brutal. Hemos vivido en dos mundos, el de las cartas escritas a mano y el de los emojis que lo dicen todo. Y eso nos hace verdaderos historiadores, con historias y anécdotas que ningún libro de texto puede contar.

Así que, a seguir disfrutando, que la jubilación es solo el comienzo de una nueva aventura.

¿Qué es lo más sorprendente que has descubierto sobre la jubilación?

 

 

 

sábado, 13 de septiembre de 2025

 

Ha cambiado el concepto de vips en los hoteles

El concepto de VIP en los hoteles ha evolucionado significativamente. Aunque la idea de tratar a ciertos huéspedes de manera especial no es nueva, la definición de quién es un VIP y los servicios que se les ofrecen se ha expandido y se ha vuelto más personalizada.

Aquí tienes los puntos clave de esta evolución:

1. De la fama al valor del cliente:

  • Antes: El estatus de VIP estaba reservado principalmente para personalidades famosas, celebridades, dignatarios o personas con un alto cargo.
  • Ahora: Si bien las celebridades siguen siendo VIPs, el concepto se ha democratizado. La definición actual se centra más en los "huéspedes de alto valor", es decir, aquellos que contribuyen de manera significativa al éxito del hotel. Esto incluye:
    • Huéspedes leales y frecuentes: Aquellos que se alojan con regularidad.
    • Clientes que gastan mucho: Huéspedes que reservan suites de lujo, consumen servicios premium (spa, restaurantes, etc.) o adquieren paquetes exclusivos.
    • Miembros de programas de fidelización: Los hoteles premian la lealtad con un trato preferencial.
    • Recomendaciones: En algunos casos, ser recomendado por un cliente VIP actual puede otorgarte un trato especial.

2. De los "extras" genéricos a la personalización profunda:

  • Antes: Los servicios VIP se limitaban a ventajas estándar como un upgrade de habitación, una botella de champán de cortesía o un acceso a zonas restringidas.
  • Ahora: El foco está en la hiperpersonalización. Los hoteles utilizan la tecnología (como los sistemas CRM) para recopilar y analizar datos sobre las preferencias de los huéspedes. El objetivo es anticiparse a sus necesidades y ofrecer una experiencia única. Esto puede incluir:
    • Detalles personalizados en la habitación: Una nota de bienvenida escrita a mano, snacks o bebidas favoritas del huésped ya en la habitación, o una decoración adaptada a su gusto.
    • Servicios a medida: Acceso a mayordomos personales, masajes con aceites específicos, sesiones privadas de yoga o reservas en restaurantes difíciles de conseguir.
    • Comunicación adaptada: Contacto directo y personalizado con el personal a través de aplicaciones del hotel o mensajería como WhatsApp para facilitar cualquier petición.

3. El papel de la tecnología:

La tecnología ha sido un motor fundamental de este cambio. Permite a los hoteles:

  • Conocer al huésped antes de su llegada: Los datos de reservas y el historial de estancias permiten anticipar las preferencias y preparar una experiencia a medida.
  • Ofrecer servicios de manera fluida: Desde el check-in sin contacto hasta el acceso a zonas exclusivas con una tarjeta digital, la tecnología agiliza los procesos para que la atención se centre en la interacción humana de alta calidad.
  • Crear experiencias más allá de la estancia: La comunicación y las ofertas personalizadas pueden continuar incluso después de que el huésped se ha ido, fomentando la fidelidad a largo plazo.

En resumen, el concepto de VIP en los hoteles ha pasado de ser un estatus de élite basado en la fama a una estrategia de negocio inteligente y centrada en el cliente. La clave ya no es solo quién eres, sino cuán valioso eres para el negocio y cómo el hotel puede hacer que te sientas único y apreciado.

 


 Es fascinante y, como bien dice, sorprendente, ver cómo las historias y anécdotas de la hostelería continúan fluyendo sin cesar.


Es un sentimiento muy especial cuando, tras un trabajo tan exhaustivo como el de José Aguilar, plasmando 665 vivencias en una tetralogía, uno se da cuenta de que la fuente de inspiración sigue siendo inagotable.

Esto es la prueba viva de que el amor por la profesión y el gran servicio no son solo conceptos, sino realidades que se viven a diario en hoteles y establecimientos de todo el mundo. Cada nueva anécdota es un testimonio de la dedicación, la pasión y el profesionalismo de las personas que hacen posible esas experiencias.

Son ellos, los grandes profesionales de la hostelería, quienes con su esfuerzo y su entrega, no solo ofrecen un servicio, sino que crean recuerdos y momentos que merecen ser contados.

El hecho de que sigan surgiendo más historias solo confirma la riqueza humana y el sinfín de vivencias que se generan en este sector.

Es un recordatorio de que, mientras haya personas que aman lo que hacen, siempre habrá anécdotas maravillosas que compartir. 
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viernes, 5 de septiembre de 2025


 

LOS  AVANCES  TECNICOS  EN  LOS  HOTELES.

Desde el punto de vista técnico, los avances en la industria hotelera han sido una evolución constante, pasando de procesos manuales a una automatización y personalización avanzadas. Aquí están los avances más significativos por décadas:

Décadas de 1980 y 1990: La digitalización inicial

  • Sistemas de gestión de propiedades (PMS) y sistemas de reservas computarizados (CRS): En esta época, los hoteles comenzaron a reemplazar los libros de registro manuales con los primeros sistemas informáticos. Esto permitió automatizar tareas como la asignación de habitaciones, la facturación y el seguimiento de los huéspedes. Aunque rudimentarios, estos sistemas sentaron las bases para la gestión moderna.
  • Introducción de Internet y los primeros sitios web: La llegada de internet a finales de los 90 transformó la manera en que los hoteles se promocionaban y recibían reservas. Los primeros sitios web permitieron a los clientes ver información y, en algunos casos, reservar directamente, reduciendo la dependencia de agencias de viajes.
  • Telecomunicaciones en la habitación: La televisión por satélite se generalizó, ofreciendo más opciones de entretenimiento, y los hoteles comenzaron a proporcionar conexiones a internet, inicialmente a través de módems.

Décadas de 2000 y 2010: La era del móvil y la nube

  • Sistemas de gestión en la nube: Los sistemas de gestión (PMS) migraron de servidores locales a la nube, permitiendo a los hoteleros acceder y gestionar sus propiedades desde cualquier lugar y en tiempo real. Esto mejoró la escalabilidad y la eficiencia.
  • Aplicaciones móviles y check-in/check-out sin contacto: El auge de los teléfonos inteligentes llevó a los hoteles a desarrollar aplicaciones propias. Los huéspedes podían usarlas para reservar, realizar el check-in en línea y, en algunos casos, usar su teléfono como llave digital para abrir la puerta de su habitación.
  • Wi-Fi omnipresente: El acceso a internet se convirtió en una expectativa básica. Los hoteles invirtieron en redes Wi-Fi robustas y gratuitas para satisfacer a los huéspedes que dependían cada vez más de sus dispositivos.
  • Gestión de datos y CRM (Customer Relationship Management): Los hoteles comenzaron a recopilar y analizar datos sobre las preferencias y el historial de sus huéspedes para ofrecer servicios personalizados y campañas de marketing dirigidas.

Década de 2020 y más allá: Inteligencia artificial, IoT y domótica

  • Habitaciones inteligentes (IoT): A través del Internet de las Cosas (IoT), las habitaciones se han vuelto "inteligentes". Los huéspedes pueden controlar la iluminación, la temperatura, las cortinas y el entretenimiento desde un panel táctil, un asistente de voz o su propio teléfono. Los sensores de movimiento y temperatura también ayudan a optimizar el consumo de energía.
  • Inteligencia artificial (IA) y automatización: La IA se utiliza para analizar grandes volúmenes de datos y predecir la demanda, optimizar precios y gestionar las reservas de manera más eficiente. Los chatbots y asistentes virtuales en los sitios web y aplicaciones móviles han mejorado la atención al cliente, respondiendo preguntas frecuentes y procesando solicitudes.
  • Tecnología sin contacto y reconocimiento facial: Impulsado por la pandemia de COVID-19, la tecnología "contactless" ha ganado terreno. El check-in con reconocimiento facial y los sistemas de pago sin contacto son cada vez más comunes, reduciendo la necesidad de interacción física.
  • Sostenibilidad a través de la tecnología: Los hoteles utilizan sistemas inteligentes de gestión de energía y agua para reducir su huella de carbono. Esto incluye sensores que apagan las luces y el aire acondicionado cuando no hay nadie en la habitación y tecnologías de reciclaje de agua.
  • Robótica: En algunos hoteles, se han implementado robots para tareas repetitivas como el servicio de habitaciones, la entrega de equipaje o la limpieza, optimizando las operaciones.