lunes, 29 de septiembre de 2025


 EL RINCON DE PEPE .

De las Llaves al Móvil: Un Viaje Hotelero de 60 Años
Si un viajero de los años 60 apareciera en un hotel moderno, probablemente pensaría que ha viajado al futuro... y que la gente del futuro está obsesionada con el color blanco y las pantallas.
La Tecnología (o la Falta de Ella)
Aspecto Clave El Encanto de los 60 La Realidad de Hoy
La Llave de la Habitación Una pesada llave de metal que no podías perder porque su llavero de plástico era del tamaño de un ladrillo. Si te la olvidabas, la enviabas por correo (¡con un sello pre pagado!). Una tarjeta magnética que no funciona cuando la acercas al móvil, o peor aún, tu móvil (¡que muere a mitad del pasillo!). La seguridad es máxima, pero la frustración también.
El Proceso de Reserva Llamar a una amable señora en la recepción. Reservar era un acto de fe. Un proceso de 45 minutos en el que tienes que comparar 10 webs, revisar 300 fotos de la piscina y obsesionarte con que la puntuación de 4.8 no sea una conspiración.
El Mini-Bar Un lujo con botellas pequeñas, caras y quizás una bolsita de cacahuetes salados. Una nevera vacía (para que la llenes tú, ¡qué considerados!), o sensores que te cobran si mueves la Coca-Cola por accidente.
La Conexión Un teléfono fijo con dial giratorio para llamar a casa y que tus padres se arruinen. Un Wi-Fi de alta velocidad que te permite hacer videollamadas, subir 50 historias de la piscina y, ¡oh, sorpresa!, a veces ¡hasta ver Netflix en el televisor del hotel!
El Diseño y la Experiencia del Huésped
En los 60, el diseño era un festival psicodélico. Imagina: moquetas con patrones que te daban dolor de cabeza, colchas florales y cortinas que combinaban de una manera... atrevida. Las habitaciones eran un templo a la saturación.
Hoy, la decoración es mucho más sutil: todo es gris, beige y blanco inmaculado. ¿El objetivo? Que tú y tu batido de proteínas seáis el único toque de color de la foto.
La Transformación de la Estancia:
• Antes: El hotel era un lugar para descansar después de un largo viaje. Te ponías tu mejor traje para cenar en el restaurante.
• Ahora: El hotel es un centro de operaciones. La gente hace el check-in en chanclas, utiliza el lobby como oficina (porque el teletrabajo), y espera que el gimnasio tenga más máquinas que su propia casa. El foco se ha desplazado de simplemente "dormir" a tener una "experiencia digna de ser compartida en redes sociales".
El Toque Moderno del Servicio:
Antes, el servicio era formal y estricto. Hoy, el servicio busca ser personalizado y "auténtico". Te envían un email preguntándote si quieres almohadas de lavanda antes de llegar, pero luego la persona que te atiende es un robot o te comunica con un chatbot llamado "Bartholomew 3.0" que insiste en que tu habitación está lista, aunque estés viendo al personal limpiándola.
En definitiva, si en los 60 el hotel era el epítome del lujo tradicional (y colorido), hoy es el triunfo de la eficiencia digital, las sábanas blancas y la constante (e irónica) necesidad de desconectar... mientras tienes el móvil cargando en la mesita de noche.
Saludos
Pepe Aguilar

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